Our Town: «Una de las propuestas teatrales más puras, emotivas y sencillas de la pasada temporada» (Notodo)

06/08/2015

Por Miguel Gabaldón, para NOTODO.

«Esta obra de teatro se llama Our Town (Nuestro pueblo). El día es el 7 de Mayo de 1901. La hora, justo antes del amanecer…» El narrador de la obra de Thornton Wilder nos introduce así de esta manera en su obra. Y de igual manera nos llega esta adaptación de Gabriel Olivares que se estrenó en el Teatro Fernán Gómez el 23 de Abril de 2015. Una de las propuestas teatrales más puras, emotivas y sencillas que se pudieron ver en la cartelera madrileña la pasada temporada.

OUR TOWN ESCENA-256

«No hay telón. No hay decorado. El público, al llegar, ve un escenario vacío y a media luz.» Ya lo indica el autor en las primeras acotaciones que se pueden leer en su texto. Y Olivares sigue a rajatabla estas indicaciones para ofrecer al espectador una función humilde pero repleta de duro trabajo (que se nota, porque siempre se nota) y sensibilidad. El escenario, efectivamente, vacío. Prácticamente los únicos elementos con los que se juega (y mucho, además) son unas maletas de transporte de materiales de imagen y sonido, las típicas flight cases, pero que en este caso contienen patas metálicas en su interior y que montarán y desmontarán los propios actores. Conviertiendo estos elementos en mesas de cocina, de bar, pianos, tumbas o bancos de una iglesia según convenga. Un verdadero prodigio de sencillez (que no de simpleza) y que consigue hacer una máxima de aquello de Menos es más. Increíble cómo con estos únicos elementos y un elaborado y omnipresente diseño sonoro la compañía consigue levantar en la imaginación de cada uno de los espectadores este pueblo y ver hasta cada una de sus casas.

Y es que un reparto en estado de gracia (y ropa actual, casi de negro todos) consigue hacer el milagro de llevar el texto de Thornton Wilder a un estado que roza la perfección. Imposible destacar a unos sobre otros, porque este trabajo actoral es casi magia. Un trabajo enérgico y entregado llena de verdad. Una labor de equipo plagada de movimientos coreográficos deliciosa de presenciar. Según el programa, «en el TeatroLab dirigido por Gabriel Olivares se lleva una labor de entrenamiento e investigación con la concepción del teatro como arte colectivo, basado en la colaboración de todos sus integrantes, siguiendo las técnicas y disciplinas desarrolladas por Anne Bogart con su compañía SITI Company. Trabajando sobre Puntos de Vista escénicos (entrenamiento para responder con intuición a lo que ocurre en cada momento en el escenario) y Suzuki (una rigurosa disciplina teatral que tiene influencias del ballet, el teatro tradicional japonés y griego, artes marciales y el flamenco) se descubren las capacidades innatas del actor, su “redescubrimiento” en el espacio escénico para conseguir la mayor expresividad, presencia escénica y compromiso físico y mental. Tras tres años de colaboración e investigación, un grupo de actores se enfrenta a Our Town tras un largo proceso de casting, desde el rigor y la máxima exigencia para la creación de un elenco total, dispuestos a llevar a los espectadores este ritual pagano sobre la vida y la muerte que es Our Town, y por extensión, el Teatro«. Y he cascado el texto entero porque me parece tremendamente interesante y porque así se entiende el enorme trabajo que hay detrás de esta función. Una de las funciones de las que más lleno he salido en los últimos tiempos (y mira que voy al teatro). Y eso que de primeras, dado otros montajes de Olivares (Burundanga, Más apellidos vascos) uno pudiera pensar que se iba a encontrar con otra cosa. Pero este proyecto tiene sin duda algo especial.

Aparte, por supuesto, de que el texto de Thornton Wilder sea una autética joya. Que ganara el Pulitzer en el 1939 y desde entonces no se haya dejado de representar ni un solo día en Estados Unidos (aunque aquí no sea demasiado conocida) sin duda quiere decir algo. Y es que esta poética y melancólica historia en la que Wilder despojó la escena de ornamentos innecesarios (recordemos, en los añor 30) es una preciosa historia coral acerca de la extrema importancia apreciar los pequeños detalles de la vida. Y de aceptar que es inevitable que se nos escapen algunos también. «Todo marcha tan rápido… No tenemos tiempo de mirarnos unos a otros. No lo sabía. Todo esto sucedía y no nos dábamos cuenta…» dice Emily, uno de los personajes principales. Eso es lo que consigue que esta obra, aunque transcurra en un pueblecito de Nueva Inglaterra hace siglo y pico, nos haga reir y emocionarnos como si estuviese ubicada en el Madrid del 2015. Así que aprovechad el tiempo: corred a ver Our Town.«Ya son las once en Grover’s Corners… Que descanséis. Buenas noches.»